Egresada de la licenciatura en Historia por la FES Acatlán. Mujer de ánimos varios con alma de niña. De corazón roto y vida complicada, quizá escapista de nacimiento.
Vivió en "cabecera" como dos meses incompletos, el resto del tiempo hasta cumplir los seis meses, lo pasó en su querido San Nicolás Zoyatlán trabajando y siendo hija de familia ajena. Llegó como relevo sin relevar a nadie, en su lugar tomó camino recién abierto. Cuando visitaba la casa, era la segunda a cargo de la cocina: su buena sazón y variedad hicieron que se ganara un lugar en ese sitio; igualmente, entre otras cosas, mostró su don artístico, su gran paciencia hacia los niños, y su profundo amor al mar, al sol y a los hombres de piel tostada.
Me arriesgo a decir, dando lugar a apelaciones futuras, que fue el alma paralela de Noemí: grandes dotes culinarias, gusto por la música de variedad, risueña a considerable volumen y asidua "platicadora" con extraños, sin embargo entre ellas no hubo "química".
Y también por alguna extraña, ignorada u olvidada razón, el tiempo no nos hizo coincidir, sino hasta el final de la experiencia. Quizá nos conocimos en un mal momento, quizá no era el momento, tiempo después el momento llegó.
Recientemente retomó rumbo hacia tierras montañeras para el mismo objetivo de su anterior visita, en esta ocasión poco más al sur, en condiciones más precarias, pero seguro más significativas: Cruz Fandango, Alcozauca de Guerrero.
Dios cuide su camino.
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